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En alguna ocasión escribió respecto al llamado a la vocación de una persona para tratarse de explicar porqué fué poeta. Cuando ¿surge?, ¿como fluye?,  reflexiona, evoca y hace una definición, rasgo común en él, describir con convicción cualquier aspecto y lo más increíble; parece que en todo lo que dice tiene razón.

 A continuación un extracto de este “Llamado” :

 

 

"En todas las vocaciones intervienen dos elementos: el llamado y el aprendizaje. ¿Qué es el llamado?. Me parece imposible definirlo. Sin conocer exactamente la razón, un día sentimos una atracción inexplicable  hacía esta o aquella actividad: la herrería, la actuación escénica la equitación, la música. Casi siempre esa atracción es irrefrenable; casi siempre también está asociada a la habilidad o el talento que requiere la actividad que nos atrae.

      Cierto, la excelencia es rara y sentir atracción por esto o aquello  no implica necesariamente talento o maestría. Aunque el talento sea raro en todos los oficios, el llamado nace de una disposición innata que nos otorga, en proporciones variables,  la capacidad de hacer las cosas. Además nos da el goce de consagrarnos a aquello que amamos. El llamado es interior y puede ser instantáneo  o paulatino; apenas se manifiesta,  deja de ser una revelación, es decir, el descubrimiento de una afición oculta, para convertirse en una imperiosa invitación a hacer. La palabra central, el corazón del llamado, no es el conocer sino el hacer. Es un hacer inseparable de nuestro ser más íntimo; el pintor pinta porque cree, y en parte es verdad, que sólo en y por la pintura llegará a ser lo que es; pintar es su destino y sin la pintura él no tendría existencia real, sería una sombra de sí mismo...
 

...Lo interior se transforma en lo exterior. La vocación nos dice: tú eres lo que haces....
 

...El  hombre, decía Aristóteles, es imitador por naturaleza y el aprendizaje comienza con la imitación. Sin ella sería inexplicable todas las vocaciones, pues ¿de dónde viene el llamado sino de un movimiento anímico que nos lleva a imitar o a emular al que admiramos?. La admiración nace de la capacidad maravillosa de  asombrarse. Es un sentimiento frecuente en la infancia y en la adolescencia. Una obra o una persona nos inspira asombro y, si ese sentimiento es profundo, algo más pleno: adhesión. Nos identificamos con aquello que admiramos y entonces brota el deseo de imitación..."

 

 

 

 

 

 

La presente información solo es con fines de divulgación cutural o educativa y no persigue ningún lucro.

 

 

 

 

 

 

 

  • El Laberinto de la soledad, Paz Octavio.
  • La llama Doble, Paz Octavio.
  • Posdata, Paz Octavio.
  • Documental, Revista Letras Libres.